Si la paz es difícil de definir, describir y practicar para los adultos, tratar de mostrársela a niñas y niños pequeños puede parecer imposible, sin embargo, a través de ejemplos simples se la puede convertir en algo concreto: necesitamos decirles qué es, dónde la encontramos y para qué sirve.
La paz puede tener sabor, olor o textura si la asociamos a cosas buenas y ricas; se puede vivir cada día, en cada acto, en cada sueño, sentimiento, pensamiento o emoción porque no es gigante y complicada sino pequeña y simple.
La paz es una decisión basada en el amor y en la aceptación del otro diferente, sobre todo cuando el otro tiene razones para ser diferente.
A ti, que lees este libro y que has decidido ser una persona de paz, no importa la edad que tengas, invita a otros y a otras a elegirla.
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